Los corchos sintéticos previenen efectivamente la molesta ‘contaminación por corcho’ que contamina entre el 3 y el 15 por ciento de las botellas añejadas. La contaminación por corcho ocurre cuando el TCA (tricloroanisol), un compuesto químico que se produce en algunos corchos naturales, transforma el vino añejado en un vino desagradable, acre y rancio. Y puesto que los vinos que valen la pena añejar son también los vinos más caros, los corchos sintéticos son una opción que se debe evaluar.
Los corchos sintéticos están hechos en su mayoría con etilen vinil acetato (EVA) o etilen metil acrilato (EMA) ambos formulados con agentes espumantes para dar la respirabilidad del corcho natural, así como cargas, pigmentos y algunos otros aditivos como lubricantes que permiten remover el corcho con mayor facilidad. Los corchos se pueden elaborar por extrusión o por moldeo por inyección.